miércoles, 29 de octubre de 2008

Primera nevada

Es 29 de Octubre (¡Octubre!) y ya esta nevando. Dicen los nativos que no es lo habitual aunque el año pasado también nevó pronto. En principio tampoco se espera que nieve muchos días seguidos o que la nieve se mantenga en las calles.

De momento lleva nevando 5 horas con una intensidad que yo en Salamanca consideraría una nevada fuerte. Los últimos días había llovido así que no esta cuajando mucho, solo en los coches, tejados, cesped...


(Vistas desde mi casa ahora mismo)

Si nieva toda la noche mañana escribire o bien sobre el primer dia que no voy a trabajar o sobre la primera vez que me caigo en Ottawa.

Actualización matutina

Asi ha amanecido Ottawa:



(Mas fotos desde la ventana)

sábado, 18 de octubre de 2008

Fin de semana en Toronto

El lunes 13 era el Thanksgiving (el día de acción de gracias) canadiense. Llevábamos en Ottawa una semana pero ya teníamos claro que queríamos irnos a cualquier sitio, tenemos pocas vacaciones y hay que aprovecharlas como sea.

Por problemas con el pasaporte no pudimos apuntarnos a un viaje a Boston así que Toronto o Montreal eran los destinos más obvios. Finalmente nos decantamos por Toronto, donde hay becarios ICEX a cuyas casas nos podíamos autoinvitar.

A lo largo de la semana miramos coches de alquiler que eran bastante baratos y parecía lo más cómodo de cara a ir a las cataratas del Niagara. Cuando finalmente nos decidimos fuimos a un Budget que esta cerca de casa donde nos dijeron que no quedaban coches disponibles. Ningún problema, lo miramos por Internet. Ninguno disponible. Llamemos por teléfono. Tampoco. Ni en Ottawa, ni en el aeropuerto ni en ciudades cercanas. Tampoco quedaban billetes de tren desde hace días así que compramos unos billetes de autobús (5 horas cada trayecto).

Los viernes salimos de trabajar a las 15:00 y teníamos billete para las 17:00 así que en principio no habría ningún problema. Nos aconsejaron llegar con antelación a la estación y llegamos por lo menos 40 minutos antes. No fue suficiente. En la estación nos esperaba una cola que no teníamos muy claro donde empezaba y donde acababa porque serpenteaba por toda la estación. Evidentemente no había autobuses suficientes para toda esa gente así que salimos de allí una hora mas tarde de lo previsto.

En Toronto nos esperaban los becarios que nos acogerían en sus casas por el fin de semana. Dejamos las cosas en sus pisos y nos fuimos a tomar una cervecita a un pub cercano.

Al día siguiente, sábado, empezamos el turismo por Toronto. Pasamos por la universidad, por el downtown, chinatown y alguna otra town que me olvido. Como el publico quiere fotos, allá van fotos.


(Acercándonos al centro de Toronto)



(El perrito caliente, la piedra angular de todo desayuno nutritivo)



(Se me ve el piruli)


(Foto tipica)


(Todas alitas que puedas comer en el Hooters... debimos quedarnos a comer aquí)



(Chinatown)


(A pesar de todo te puedes sentir como en casa)


(El lago Ontario, a 5 minutos andando del downtown)

Por la tarde comimos una rica tortilla de patata en el piso de Isabel. A la noche los becarios de Toronto habían quedado con una chica panameña que había conocido a los becarios de promociones anteriores, nos propuso ir a un restaurante cubano a lo que gustosamente accedimos. La cena consistió en tapas (el concepto de tapa no esta muy claro por aquí, así que simplemente eran raciones pequeñas de varios platos que te tomas como una cena normal) regadas con mojitos y el ahora famoso "Mambo Cocktail". Después de una larga cena y un poco de bailoteo en el mismo sitio dimos por terminada la noche. Estábamos un poco cansados después de la caminata de la mañana y la fiesta de la noche así que el viaje para las cataratas del día siguiente estaba un poco en el aire. A ver como nos levantábamos.

Finalmente conseguimos amanecer a una hora aceptable y antes de las 9:30 estábamos en la estación de autobuses dispuestos a ir a Niagara. Compramos lo billetes y tomamos otro nutritivo desayuno, esta vez en el McDonalds. El viaje eran menos de 2 horas y se hizo muy corto.

No se que tiempo suele hacer en Niagara habitualmente pero el domingo haría algo mas de 20º y ni una sola nube en el cielo, el tiempo ideal para el turismo de cataratas.


(Ya estoy completamente adaptado al frió de Canadá como podéis ver)

Al bajarnos del autobús nos dijeron que andando tardaríamos 20 minutos en llegar a las cataratas. Parece que el que nos dijo eso no había ido nunca andando porque de 20 minutos nada. Menos mal que la caminata era al lado del rió y se podía ir viendo un buen paisaje.

Los alrededores de las cataratas están llenos de hoteles, casinos, tiendas de souvenirs y gente, mucha gente.


(Los Ottagüenses al completo)

La catarata mas grande es la canadiense y la más pequeña la americana (si, americana, ya no digo estadounidense, "allá donde fueres…"). El lado americano parecía que estaba mas preparado para el turismo, había un mirador al lado de la catarata y a la pequeña se podía bajar casi hasta ponerse debajo sin embargo de nuestro lado creo que se tenia una mejor vista general de todo y sobre todo de la catarata grande. Nosotros nos quedamos en el lado canadiense, anduvimos hasta el fondo, donde cuanto más te acercabas mas te mojabas. Allí se podía ver la caída del agua desde arriba. Volviendo comimos por allí en un buffet que nos engaño con la promesa de sushi pero no quedaba y no repusieron, aun así no comimos mal.


(El barco desde arriba)


Después de comer fuimos hacia el barco. Según habíamos visto desde arriba el barco se acerca lo más que puede hacia la catarata grande y da la vuelta. Desde arriba prometía y una vez en el barco no decepciono. Nos daban a cada uno un chubasquero antes de montar ya que al lado de las cataratas hay una cantidad de agua en el aire considerable. Te montas en el barco y a toda maquina hacia la catarata. Evidentemente solo ves agua pero impresiona verlo desde abajo, con el ruido, la vista y la nube de agua que te empapa.

(Un vídeo que grabe desde el barco)


Una vez terminada la vuelta en barco la verdad es que las cataratas no ofrecen mucho mas así que volvimos a la estación de autobuses y de vuelta a Toronto.

Cuando llegamos estábamos completamente reventados pero aun así nos animamos a tomar otra cervecilla en otro pub y a ir a chinatown a cenar. Entramos en un restaurante cualquiera (todos eran chinos por supuesto) y pedimos un menu para los tres. Debo decir que no tengo mucha pericia con los palillos pero aun así me resistí a pedir un tenedor a pesar del cachondeo de Cristina y Jose. Salimos de allí habiéndonos puesto hasta las trancas y volvimos a casa a dormir.

El lunes lo teníamos reservado para visitar la CN Tower y quizás coger el barco a las islas que hay en el lago y desde allí tener la vista del skyline de Toronto. Al final no hubo tiempo para ir a las islas pero si para ir a la torre.

De camino a la torre pasamos por el downtown, esta vez por las calles donde están los rascacielos. Yo nunca había estado en una ciudad de este tipo y me gusto bastante caminar por allí.


(La bolsa de Toronto)


Una vez en la torre hay que comprar una entrada. El tío de las taquillas nos vendió que con una entrada mas cara ($35 creo) nos ahorrábamos una cola de mas de una hora, no íbamos muy holgados de tiempo así que parecía una buena inversión. O bien nos timaron o bien hicimos el pardillo no encontrando la cola rápida porque solo vimos una cola que tuvimos que esperar como todo el mundo.

A la torre se sube en un ascensor abierto desde el que se va viendo todo. Arriba hay ventanales y una cafetería, la vista desde allí, con el lago y toda la ciudad impresiona. También había unos pocos metros de suelo de cristal con otra buena vista de la base de la torre aunque mucha gente no se atrevía a pasar por encima y se quedan mirando en el borde o incluso a uno o dos pasos de este. Por ultimo se podía coger otro ascensor hasta el mirador mas alto, 440m. Allí mas vistas -el mirador era mejor- con más cristal por donde mirar aunque no se apreciaba que estuviéramos mucho mas alto pero si que estábamos casi 100m por encima del mirador anterior.


(Vistas desde la torre)

Después de la torre comimos y de vuelta a la estación. En unas horas estaríamos en Ottawa donde me tocaría hacer la colada si no quería ir en bolas al día siguiente a la oficina.


(Nada como una siesta en el apoyabrazos para pasar el rato)

viernes, 17 de octubre de 2008

Recepción en casa del embajador

El miércoles asistí a la recepción en casa del embajador. El propósito del sarao era celebrar la fiesta nacional y aparte servir de despedida para el embajador que por lo visto se vuelve a España. Como en Canadá no debe haber mucho español invitan hasta el ultimo mono, ahí es donde entro yo.

El asunto era a las 12:00 así que fui a trabajar más elegante que nunca, con mi traje nuevo. No solo era traje nuevo si no que era la segunda vez que me ponía traje en mi vida, la primera fue en al tienda, cuando me lo probé al comprarlo.

Fuimos en coche desde la oficina y allí, llegando al destino, pudimos ver grandes mansiones, la mayoría de otros embajadores. La casa del embajador español era de las mas grandes, bastante bonita por fuera, una pena no haber llevado la cámara.

En la puerta nos saludo el embajador y hizo un chistecillo: tras preguntarnos de donde éramos dijo que nadie puede ser perfecto, que no éramos de Bilbao. Sospechamos que hacia el mismo chiste a todo el mundo (o por lo menos a todos los becarios).

Como nota al margen sobre esto de decir de donde soy diré que aquí a los españoles les digo que soy de Zamora y al resto de que soy de Salamanca, por eso de que es más probable que lo conozcan, aunque pocas veces lo hacen. No se por que se empeñan en preguntar "From what part of Spain?". De momento lo de que nací en Palencia me lo guardo.

Pasamos por la casa hasta el jardín, donde había una carpa descomunal llena de gente trajeada. Había incluso unos cuantos militares canadienses con bastantes medallas en la chupa. Tras la desilusión inicial por la falta de Ferrero Rocher nos acercamos a las mesas donde estaba la comida y bebida. Antes de llegar pensábamos que tendríamos que irnos a comer al salir pero al final me puse ciego a empanadillas así que no hizo falta. Aparte de empanadillas había aceitunas, un arroz que quería ser paella y poco más. Hay rumores de que hubo jamón y tortilla al principio pero no nos los creemos.

Cuando ya se había ido prácticamente todo el mundo pensamos que lo mejor seria irnos y no esperar a que nos echaran. Otra vez en coche fuimos a la embajada que estaba bastante alejada de allí. No había casi nadie así que pudimos hacer una visita turística con Javi, un becario de la embajada. Por fuera parece un chalet pequeñito pero por dentro es bastante grande. Tampoco hay mucho que ver: el típico busto del Rey, oficinas y el despacho y sala de juntas del embajador que eran bastante impresionantes.

Con todo esto de la recepción nuestro jefe se porto y no tuvimos que volver a la tarde al duro trabajo en la oficina, del que ya escribiré algo en otra ocasión.

viernes, 10 de octubre de 2008

De camino a Toronto


Si todo va bien cuando se publique esta entrada estaré de camino a Toronto. Iré en autobús por ciertos problemas que hemos tenido para encontrar un coche en toda Ottawa. Contare más detalles a la vuelta y esta vez el relato estará acompañado de buenas fotos o al menos fotos de una buena cámara.

miércoles, 8 de octubre de 2008

El hombre de los nachos quiero ser


-Ooh, you brought me a nacho hat! Thanks, Ned.
-Nacho, nacho man, I want to be a nacho man...

(Homer Simpson)


(908 gramos de nacho listos para ser comidos)

Esta tarde me he comprado una cámara de fotos y no se me ha ocurrido mejor forma de estrenarla que hacerle una foto a esta maravillosa bolsa de nachos que compre el fin de semana.

Aun no tengo la cámara muy dominada, de ahí que haya salido el flash y la foto tenga ese fondo negro.

lunes, 6 de octubre de 2008

El viaje

Comencé el viaje hacia Ottawa en Salamanca. Al principio pensé en salir el viernes a las 6 de la mañana de allí para llegar a Madrid con tiempo suficiente para coger el avión pero al final llame a la agencia y pedí un hotel para la noche del jueves al viernes y así no tener que tener que madrugar ni andar con problemas de tiempo, total, paga el ICEX...

El jueves a las 6 de la tarde me despedí de mis padres y me subí al tren. El tren Salamanca – Madrid no decepciono y a 10 minutos de Salamanca se paro. Allí, en medio de la nada, el revisor nos dijo que era probable que tuviéramos que volver a Salamanca, cambiar de tren y ya entonces dirigirnos a Madrid. Al final, tras una espera de tan “solo” 50 minutos el tren volvió a moverse rumbo Madrid para llegar con un retraso de mas de una hora.

Una vez en Madrid (menos mal que me fui el día antes) cogi un taxi al hotel donde me encontré con los otros dos becarios que van a Ottawa: Cristina y Jose Carlos. En el hotel había muchos mas becarios COMEX y también me encontré con los informáticos de India y Brasil al completo. Cene por allí y a la cama, afortunadamente nuestro vuelo era a las 12:40 no a las 6:00 como el de la mayoría de los demás.



(Habitación del hotel, foto en calidad lamentable)

Por la mañana fuimos al aeropuerto con el bus que ponía el hotel. El primer vuelo, Madrid – Toronto, se retraso un poco en salir mientras ya estábamos montados así que íbamos a llegar un poco ajustados para hacer la conexión en Toronto, teníamos solo hora y media, pero aun quedaban 8 horas y media de vuelo antes de preocuparse por la conexión. En el avión habia pantallas individuales con películas y series, con eso, el portátil y el trasiego de carritos con comida, bebida y demás al final el vuelo no se hizo tan pesado.

Llegamos a Toronto con menos de una hora para hacer el transbordo, en ese tiempo debíamos recoger las maletas y volverlas a meter en alguna cinta con la esperanza de que llegaran a Ottawa. Teníamos que hacer esto de las maletas por cosas de aduanas, nada mas entrar en Canadá se hace el control y luego ya te mueves libremente en los demás vuelos. Con un papel que rellenamos en el avión nos fuimos a un mostrador. A Jose le debió tocar alguien simpático o se camelo al policia porque le pusieron el sello y ya estaba listo para continuar, Cristina y yo no tuvimos tanta suerte. Con nuestro pasaporte sin sello fuimos a inmigración. Aquello parecía la cola de las naciones unidas pero cristina no se intimido y le echo morro al asunto y nos colamos con la excusa de perder la conexión, menos mal por que allí había cola para mas de una hora. En este otro mostrador nos hicieron las mismas preguntas que en el otro pero al final nos pusieron el sello. Por supuesto para entonces ya habíamos perdido la conexión.


Resignados fuimos a por la maletas, nos enteramos de que había vuelos a Ottawa cada hora y no había ningún problema para cogerlos, menudo alivio. Nos fuimos a la medio facturación para este vuelo y allí nos dijeron que no había plazas hasta el vuelo de las 12, que nos pondrían en espera por si quedaban plazas antes. En un principio no parecía mucha espera pero tras pensar en que hora era en Canadá nos dimos cuenta de que estábamos hablando de unas 6 horas si no nos encontraban plazas en algún vuelo anterior.


(Nuestras maletas, foto en calidad lamentable)

Mientras la mujer del mostrador nos ponía mil etiquetas nuevas en las maletas para el vuelo, Jose contemplaba todo nuestro equipaje pensativo hasta que dijo algo como: “Ostia, me he dejado una maleta”. Así que se marcho corriendo de nuevo a la cinta a por su maleta perdida. Como en un aeropuerto solo se puede ir hacia delante tuvo que hacer un periplo de mostradores y controles de seguridad para ir y volver. Mientras tanto, en el mostrador la mujer de las etiquetas nos preguntaba cuanto tardaría en llegar, que si no llegaba en 10 minutos tendría que volver a hacerlo todo de nuevo. Tuvo que volver a hacerlo todo de nuevo. Muchas etiquetas después ya teníamos todo y tuvimos la suerte de que allí mismo, en el mismo mostrador, no dijo que había plazas para el vuelo de las 6:10, así que serian solo un par de horas de retraso. Dicho y hecho, tiramos la maletas en la cinta, esperamos un ratito y al avión, una hora y en Ottawa.

En el aeropuerto de Ottawa nada mas salir del avión, sin controles, sin esperar nada nos vamos hacia la cinta y milagrosamente nuestras maletas han venido con nosotros.

Salimos a la calle con nuestras maletas para ver si vemos a Anny, la contable de la oficina que nos pasara a recoger. Hace un poco de frió pero voy equipado con mi abrigo desde Salamanca, me lo pongo.




(Una limo en la parada de taxis del aeropuerto, foto en calidad lamentable)

Anny nos lleva a nuestros pisos que están 2 en el mismo edificio y el otro en la misma manzana. También nos da un mapa e información de turismo de Ottawa en un sobre, nos explica los papeles que tenemos que hacer allí, bancos, móviles, Internet, televisión... vamos todo un detalle, así da gusto irse al otro lado del mundo.

Hacemos un periplo por nuestros pisos y nos vamos medio instalando, la hora española eran las 3 de la mañana si no recuerdo mal.

Bajamos a cenar, estamos en pleno centro así que dos minutos andando y estamos en una calle llena de sitios para comer, entramos en una especie de pub canadiense donde el camero nos recomienda un plato típico de Montreal, no se que con carne no se cuantos, luego aparece allí con unos sándwiches enormes (debí hacer una foto) con patatas fritas y ensalada de col. Para beber pedí una root beer, que no sabia lo que era pero lo había oído en las películas, es una especie de coca cola pero aun mas dulce y con un sabor entre la vainilla y el jarabe para la tos.

Bien cenamos y un poco reventados volvemos a casa, deprisa, que ahora ya hace frió frió. Ya en mi piso me pongo ha hacer la cama y casi me quedo dormido intentando ponerle la funda al nórdico, entre que yo no soy muy hábil que la cama es grande...

Por ultimo decir que si que me ha afectado el jet lag, a las 8 hora local ya estaba arriba y no había forma de volverse a dormir por eso es que este post, que lo he escrito en el procesador de textos por que no tengo Internet en el piso, va por final del segundo folio.