El lunes 13 era el Thanksgiving (el día de acción de gracias) canadiense. Llevábamos en Ottawa una semana pero ya teníamos claro que queríamos irnos a cualquier sitio, tenemos pocas vacaciones y hay que aprovecharlas como sea.
Por problemas con el pasaporte no pudimos apuntarnos a un viaje a Boston así que Toronto o Montreal eran los destinos más obvios. Finalmente nos decantamos por Toronto, donde hay becarios ICEX a cuyas casas nos podíamos autoinvitar.
A lo largo de la semana miramos coches de alquiler que eran bastante baratos y parecía lo más cómodo de cara a ir a las cataratas del Niagara. Cuando finalmente nos decidimos fuimos a un Budget que esta cerca de casa donde nos dijeron que no quedaban coches disponibles. Ningún problema, lo miramos por Internet. Ninguno disponible. Llamemos por teléfono. Tampoco. Ni en Ottawa, ni en el aeropuerto ni en ciudades cercanas. Tampoco quedaban billetes de tren desde hace días así que compramos unos billetes de autobús (5 horas cada trayecto).
Los viernes salimos de trabajar a las 15:00 y teníamos billete para las 17:00 así que en principio no habría ningún problema. Nos aconsejaron llegar con antelación a la estación y llegamos por lo menos 40 minutos antes. No fue suficiente. En la estación nos esperaba una cola que no teníamos muy claro donde empezaba y donde acababa porque serpenteaba por toda la estación. Evidentemente no había autobuses suficientes para toda esa gente así que salimos de allí una hora mas tarde de lo previsto.
En Toronto nos esperaban los becarios que nos acogerían en sus casas por el fin de semana. Dejamos las cosas en sus pisos y nos fuimos a tomar una cervecita a un pub cercano.
Al día siguiente, sábado, empezamos el turismo por Toronto. Pasamos por la universidad, por el downtown, chinatown y alguna otra town que me olvido. Como el publico quiere fotos, allá van fotos.
(Acercándonos al centro de Toronto) (El perrito caliente, la piedra angular de todo desayuno nutritivo)
(Se me ve el piruli)(Foto tipica)(Todas alitas que puedas comer en el Hooters... debimos quedarnos a comer aquí) (A pesar de todo te puedes sentir como en casa)
(El lago Ontario, a 5 minutos andando del downtown) Por la tarde comimos una rica tortilla de patata en el piso de Isabel. A la noche los becarios de Toronto habían quedado con una chica panameña que había conocido a los becarios de promociones anteriores, nos propuso ir a un restaurante cubano a lo que gustosamente accedimos. La cena consistió en tapas (el concepto de tapa no esta muy claro por aquí, así que simplemente eran raciones pequeñas de varios platos que te tomas como una cena normal) regadas con mojitos y el ahora famoso "Mambo Cocktail". Después de una larga cena y un poco de bailoteo en el mismo sitio dimos por terminada la noche. Estábamos un poco cansados después de la caminata de la mañana y la fiesta de la noche así que el viaje para las cataratas del día siguiente estaba un poco en el aire. A ver como nos levantábamos.
Finalmente conseguimos amanecer a una hora aceptable y antes de las 9:30 estábamos en la estación de autobuses dispuestos a ir a Niagara. Compramos lo billetes y tomamos otro nutritivo desayuno, esta vez en el McDonalds. El viaje eran menos de 2 horas y se hizo muy corto.
No se que tiempo suele hacer en Niagara habitualmente pero el domingo haría algo mas de 20º y ni una sola nube en el cielo, el tiempo ideal para el turismo de cataratas.
(Ya estoy completamente adaptado al frió de Canadá como podéis ver) Al bajarnos del autobús nos dijeron que andando tardaríamos 20 minutos en llegar a las cataratas. Parece que el que nos dijo eso no había ido nunca andando porque de 20 minutos nada. Menos mal que la caminata era al lado del rió y se podía ir viendo un buen paisaje.
Los alrededores de las cataratas están llenos de hoteles, casinos, tiendas de souvenirs y gente, mucha gente.
(Los Ottagüenses al completo) La catarata mas grande es la canadiense y la más pequeña la americana (si, americana, ya no digo estadounidense, "allá donde fueres…"). El lado americano parecía que estaba mas preparado para el turismo, había un mirador al lado de la catarata y a la pequeña se podía bajar casi hasta ponerse debajo sin embargo de nuestro lado creo que se tenia una mejor vista general de todo y sobre todo de la catarata grande. Nosotros nos quedamos en el lado canadiense, anduvimos hasta el fondo, donde cuanto más te acercabas mas te mojabas. Allí se podía ver la caída del agua desde arriba. Volviendo comimos por allí en un buffet que nos engaño con la promesa de sushi pero no quedaba y no repusieron, aun así no comimos mal.
(El barco desde arriba) Después de comer fuimos hacia el barco. Según habíamos visto desde arriba el barco se acerca lo más que puede hacia la catarata grande y da la vuelta. Desde arriba prometía y una vez en el barco no decepciono. Nos daban a cada uno un chubasquero antes de montar ya que al lado de las cataratas hay una cantidad de agua en el aire considerable. Te montas en el barco y a toda maquina hacia la catarata. Evidentemente solo ves agua pero impresiona verlo desde abajo, con el ruido, la vista y la nube de agua que te empapa.
Una vez terminada la vuelta en barco la verdad es que las cataratas no ofrecen mucho mas así que volvimos a la estación de autobuses y de vuelta a Toronto.
Cuando llegamos estábamos completamente reventados pero aun así nos animamos a tomar otra cervecilla en otro pub y a ir a chinatown a cenar. Entramos en un restaurante cualquiera (todos eran chinos por supuesto) y pedimos un menu para los tres. Debo decir que no tengo mucha pericia con los palillos pero aun así me resistí a pedir un tenedor a pesar del cachondeo de Cristina y Jose. Salimos de allí habiéndonos puesto hasta las trancas y volvimos a casa a dormir.
El lunes lo teníamos reservado para visitar la CN Tower y quizás coger el barco a las islas que hay en el lago y desde allí tener la vista del skyline de Toronto. Al final no hubo tiempo para ir a las islas pero si para ir a la torre.
De camino a la torre pasamos por el downtown, esta vez por las calles donde están los rascacielos. Yo nunca había estado en una ciudad de este tipo y me gusto bastante caminar por allí.
(La bolsa de Toronto) Una vez en la torre hay que comprar una entrada. El tío de las taquillas nos vendió que con una entrada mas cara ($35 creo) nos ahorrábamos una cola de mas de una hora, no íbamos muy holgados de tiempo así que parecía una buena inversión. O bien nos timaron o bien hicimos el pardillo no encontrando la cola rápida porque solo vimos una cola que tuvimos que esperar como todo el mundo.
A la torre se sube en un ascensor abierto desde el que se va viendo todo. Arriba hay ventanales y una cafetería, la vista desde allí, con el lago y toda la ciudad impresiona. También había unos pocos metros de suelo de cristal con otra buena vista de la base de la torre aunque mucha gente no se atrevía a pasar por encima y se quedan mirando en el borde o incluso a uno o dos pasos de este. Por ultimo se podía coger otro ascensor hasta el mirador mas alto, 440m. Allí mas vistas -el mirador era mejor- con más cristal por donde mirar aunque no se apreciaba que estuviéramos mucho mas alto pero si que estábamos casi 100m por encima del mirador anterior.
(Vistas desde la torre)
Después de la torre comimos y de vuelta a la estación. En unas horas estaríamos en Ottawa donde me tocaría hacer la colada si no quería ir en bolas al día siguiente a la oficina.
(Nada como una siesta en el apoyabrazos para pasar el rato)