viernes, 17 de octubre de 2008

Recepción en casa del embajador

El miércoles asistí a la recepción en casa del embajador. El propósito del sarao era celebrar la fiesta nacional y aparte servir de despedida para el embajador que por lo visto se vuelve a España. Como en Canadá no debe haber mucho español invitan hasta el ultimo mono, ahí es donde entro yo.

El asunto era a las 12:00 así que fui a trabajar más elegante que nunca, con mi traje nuevo. No solo era traje nuevo si no que era la segunda vez que me ponía traje en mi vida, la primera fue en al tienda, cuando me lo probé al comprarlo.

Fuimos en coche desde la oficina y allí, llegando al destino, pudimos ver grandes mansiones, la mayoría de otros embajadores. La casa del embajador español era de las mas grandes, bastante bonita por fuera, una pena no haber llevado la cámara.

En la puerta nos saludo el embajador y hizo un chistecillo: tras preguntarnos de donde éramos dijo que nadie puede ser perfecto, que no éramos de Bilbao. Sospechamos que hacia el mismo chiste a todo el mundo (o por lo menos a todos los becarios).

Como nota al margen sobre esto de decir de donde soy diré que aquí a los españoles les digo que soy de Zamora y al resto de que soy de Salamanca, por eso de que es más probable que lo conozcan, aunque pocas veces lo hacen. No se por que se empeñan en preguntar "From what part of Spain?". De momento lo de que nací en Palencia me lo guardo.

Pasamos por la casa hasta el jardín, donde había una carpa descomunal llena de gente trajeada. Había incluso unos cuantos militares canadienses con bastantes medallas en la chupa. Tras la desilusión inicial por la falta de Ferrero Rocher nos acercamos a las mesas donde estaba la comida y bebida. Antes de llegar pensábamos que tendríamos que irnos a comer al salir pero al final me puse ciego a empanadillas así que no hizo falta. Aparte de empanadillas había aceitunas, un arroz que quería ser paella y poco más. Hay rumores de que hubo jamón y tortilla al principio pero no nos los creemos.

Cuando ya se había ido prácticamente todo el mundo pensamos que lo mejor seria irnos y no esperar a que nos echaran. Otra vez en coche fuimos a la embajada que estaba bastante alejada de allí. No había casi nadie así que pudimos hacer una visita turística con Javi, un becario de la embajada. Por fuera parece un chalet pequeñito pero por dentro es bastante grande. Tampoco hay mucho que ver: el típico busto del Rey, oficinas y el despacho y sala de juntas del embajador que eran bastante impresionantes.

Con todo esto de la recepción nuestro jefe se porto y no tuvimos que volver a la tarde al duro trabajo en la oficina, del que ya escribiré algo en otra ocasión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Fotos, fotos, queremos fotos...

Anónimo dijo...

Pues porque me dijiste que ibas a trabajar, que sino parecería que te estas tocando las pelotas desde que llegaste. Ay... si es que le dan becas a cualquiera (una foto tuya con traje es obligada)
Cuidate