martes, 2 de diciembre de 2008

En bici

Hace ya tiempo me compre una bici. Comprarla fue toda experiencia que compartí con Jose, que también buscaba una. Como queríamos gastarnos los menos dolares canadienses posibles fuimos a unos cuantos sitios de bicis de segunda mano. En uno de ellos la parte de arriba era como una taller con unas cuantas bicis en buen estado en exposición y mucha gente trabajando en sus propias bicis y la parte de abajo era un sótano con bicicletas en todos los estados. Arriba solo había una que nos convenciera así que en vez de comprarla y luego seguir buscando otra tomamos la peor decisión: no comprarla y aguantarnos los dos. En el sótano, al que se bajaba por una más que terrorífica escalera en la que no eramos capaces de encontrar el interruptor de la luz, había sin exagerar cientos de bicis tiradas pero por el pasillo que había entre ellas no se podía echar un ojo más que a unas 20, ninguna de las cuales cumplía los mínimos que exigíamos, esto es, dos pedales y un sillín.

Finalmente, días más tarde, encontramos en otra tienda no mucho mas elegante dos bicis que nos gustaron y cerramos el trato. Hubo que regatear un poco pero al final salimos de allí "estrenando" bici (de segunda mano) y un pedazo de candado que hará falta un sierra mecánica para robarme la bici aunque luego el sillín y la rueda de adelante su pueden quitar abriendo una llave con la mano.


(Mi bici. La marca, Norco, es canadiense)

Con la bici he ido a un parque muy grande que hay en Ottawa, el Gatineau. Con mi legendaria forma física el primer día que fui casi muero desplomado mientras buscábamos un lago por allí que no encontramos. Al segundo día a Jose se le salio un pedal de la bici y la vuelta a casa con un pedal fue bastante dura, sobre todo para el, yo me reí bastante, menos mal que no me tiro el pedal a la cabeza. Tampoco encontramos el lago ese día. El tercer día yo me quede dormido y Jose, ya sin mi lastre, encontró el lago. No pondré fotos del lago hasta que sea yo quien las haga.

El parque del Gatineau esta al otro lado del rio Ottawa. El rio es el que separa la parte anglofona de la francofona, de hecho el otro lado ya esta en Quebec. La diferencia es brutal, en tan solo unos metros todo el mundo habla francés, los nombres de las calles están en francés e incluso, y esto hace gracia hasta a los franceses, en Quebec no hay señales de STOP, si no de ARRET.



(Aun no me he saltado ningun ARRET)

El parque es muy bonito en otoño y imagino que también lo sera en primavera y verano. En invierno aun no he ido pero se que esta todo completamente nevado. En el extremo norte hay una estación de esquí que abre hasta tarde (hasta la 10 de la noche los días de diario) así que todo va bien podre probar el esquí o el snowboard un día de estos.

La bici también se puede usar por la ciudad pero entre que vivimos cerca de la oficina y que hace bastante frió solo la he cogido un par de veces como medio de transporte.

Pues esto es todo lo que da de si la compra de una bici. La próxima vez que hable de ella sera dentro de unos meses cuando se acabe el invierno, ¿seguirá con vida? ¿como de malo puede ser estar el invierno en la calle? ¿debería subírmela a casa?

2 comentarios:

Rage dijo...

jajaja cojonuda la historia, las k lia el markken cn ls pekeños detalles k tiene la vida...no se si tndre tiempo xa leer la salida del dia k t cmpres el portatil :P
un abrazooo

Anónimo dijo...

Guarda esa pobre bici en casa, desalmado o sino otro lo hará por tí, jeje. No hay candados irrompibles, además con la nieve y el frío perderas las dos ruedas por agrietamiento casi de fijo. Espero q algun día veas tu preciado lago.